¿Te permites sentir paz y alegría?
¿Has experimentado ese estado libre y natural que te hace sentir liviano, feliz y vivo? ¿Te acuerdas la última vez que te sentiste así? ¿Posiblemente durante unas vacaciones especiales, una ocasión trascendental como un boda, graduación o ascenso en el trabajo?
Para observar alguien en dicho estado de “libertad”, presta atención a los niños. Ellos aprecian y experimentan un 100% de su entorno, gravitándose hacia personas, lugares y situaciones que son alegres.
Si no te has sentido así libre desde hace días, semanas o aún años- ¡tienes suerte! Tú puedes sanar lo que bloquea tu sistema innato de alegría. En efecto, te puedes permitir entrar a ese estado alegre como el derecho que te pertenece. Tu naciste para sentirte así a menudo. ¡Sí! La clave es alejar tu conciencia de los pensamientos. Puedes aprovechar de esta tranquilidad al aprender como soltar los pensamientos (particularmente cuando consisten en listas de cosas que hay que hacer, preocupaciones, miedos, obsesionarse con eventos del pasado y/o el futuro). La ausencia de pensar nos traslada naturalmente a un estado de conciencia feliz. Nos transporta al presente.
Afortunadamente, liberarnos de la cárcel de una mente sobre-activa es una cuestión de práctica. Practica la respiración consciente. Pregúntate “¿respiro?” y siente como tu conciencia se mueve inmediatamente de la cabeza al corazón. Entonces, continúa respirando y simplemente observa. Cualquier pensamiento o preocupación se pueden observar como maneras que nos impide simplemente “ser”. Comienza con momentos breves enfocados en la respiración. Cuando logras sentir paz y relajación, extiende esta práctica por cuanto tiempo quieras.
Si dicha práctica no te lleva rápidamente a un estado sublime de paz, no te preocupes. Sólo sigue insistiendo por uno o dos minutos en momentos cuando te sientes descansado. La falta de sueño es un factor estresor común que podría estorbar a tus esfuerzos iniciales. Intenta hacer este ejercicio en momentos distintos durante el día para descubrir cuándo estás más receptivo a ceder al relajo. El siguiente paso es tomar la decisión de proseguir en experimentar la ausencia del pensamiento.
Todo se reduce a tomar una decisión. Primero, decides liberarte de tu mente y tus pensamientos. En seguida, escoges la respiración y la relajación. Al fin, tu eliges la alegría y la felicidad.
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